La palabra baldío aparece en ese borde que siempre fue tierra de nadie. No tengo nada en contra de la palabra baldío. Siempre me gustó decir baldío porque es una palabra que no se te cae de la boca. Nunca se puso de moda. Es fuerte el baldío, es grueso decir baldío, es potente como un camión que te choca sentir baldío. Hay toda una galaxia entera en la palabra baldío. No le tengan miedo, no la abandonemos. A perderse en la hermosura que llena la palabra baldío. Estar parado entre los yuyos es profundamente todo.
No vine a escribir grandes textos, ni grandiosas historias, ni siquiera pequeños relatos. Solo vine a despertar la noche para que revele las luces que iluminan las palabras. Después de todo, alcanza con la confianza en las alas y un poco de brisa madura. Alcanza con dejarse a la deriva y esperar a las musas, a los barcos de la mañana, a los trenes que llegan y se van, con todo lo nuestro se van. Vine a develar, vine a decir. A encontrar, a querer hacer. Alcanza con la confianza.
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