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Mostrando entradas de marzo, 2014

Argentinos en el espacio — Ricardo Giorno y Cristian Cano

El navegante Ferrucchio abrió los ojos. —¿Dónde mierda estoy? —dijo en voz alta. Pero nadie le respondió. Lo trajo al presente el característico dolor de huevos, propio de cada despertar criogénico. Entonces recordó la misión, el despegue. El hundirse en la blanca y muelle nada del sueño. Quieto, sin siquiera intentar moverse, aguardó a que la IA ordenara la inoculación. ¿Por qué dejaban para lo último el analgésico? No había vuelta que darle: los que configuraron el sueño criogénico eran unos sádicos, y la Inteligencia Artificial no aceptaba actualizaciones. Se enfocaba en cumplir con los objetivos: un brazo reciclado le alcanzó un Abtrón. Ferrucchio miró con asco y se lo tragó. Cuando estuvo sentado en el puente de mando terminó de avivarse. Por fuera, la nave era de última generación; en su interior, estaba pintada con cal al agua. Rogó no haber aguantado la orina durante veinte años.

Dicen

Te despellejo en la esquina: rectángulo empedrado manchado de piel. Con sangre. Después el viento llena todo de tierra y mordés la arena. Escupís. ¡Dale! Te gritan. Te miran de pies a cabeza y nunca se atreven a exigirte. Un remolino arrastra el forro de tu cuerpo por la calle y, por allá, se traba. La piel se atasca en la otra esquina mientras te crece otra.  

Charla en lo hondo — Cristian Cano y Ana Caliyuri

Ernesto, ¿por qué se acredita ese túnel oscurecido? Le aclaro que muchos sabemos de esa severidad, y no me refiero a la sentencia de una publicación: no digo del miedo, le pregunto por cierta pertenencia atroz que usted arrastra consigo. Sepa disculparme la curiosidad tan animal, de hecho no hay nada que me asombre ya. He conocido el salto ciego de la barbarie, el espectro común de los silenciados, la cueva de todos los males. Pero, hay algo de incómodo en su continuo machacar en la negrura. —Suena lúgubre su comentario Alberto. No hay nada más tétrico que la curiosidad estando inermes y bajo tierra. Hace tiempo que hemos muerto… —Y entonces si estamos muertos ¿por qué se acredita ese túnel oscurecido? —Tan sólo para alivianar otros pesos, de otros hombres que sí están vivos.