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Sosiego / Refugio / Remanso - Laura Velázquez y Cristian Cano



Me duelen todos los huesos. Cada vez que pienso siquiera en sentarme a escribir las piernas me matan. Pero eso ahora no importa. Y es que no sé si quiero dejarme en ese mismo lugar de siempre, porque si nos proponemos ser dueños de todo trato de que la esfera sea perfecta. Es una protección nos sirve y tiene que darse así. Nos aísla. Debo reconocer que en este ensimismamiento los dolores ya no son más dolores y los remordimientos transforman en otra cosa, asi que mutan cuando comienzo a escribir y los vuelco sobre la página y los disfrazo con máscaras que algunas veces son risueñas y otras resultan amargas. Es mi forma para renunciar a ellos y poder seguir. A pesar del dolor inicial, consigo el exorcismo. Y es que me siento como esos muñecos a cuerda que, moviéndose como autómatas, chocan los platillos con esos brazos rígidos. Entonces intento recrear esa esfera que me devuelve a lo que soy.

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No vine a escribir grandes textos, ni grandiosas historias, ni siquiera pequeños relatos. Solo vine a despertar la noche para que revele las luces que iluminan las palabras. Después de todo, alcanza con la confianza en las alas y un poco de brisa madura. Alcanza con dejarse a la deriva y esperar a las musas, a los barcos de la mañana, a los trenes que llegan y se van, con todo lo nuestro se van. Vine a develar, vine a decir. A encontrar, a querer hacer. Alcanza con la confianza.

Párrafo de La biología negra

Mensaje de texto: Como te decía, esto pasó una tarde de 1975, cerca de la Cordillera de los Andes. En Las lomas, el pueblo en donde estás ahora. Y tu madre era chica. Vos no habías nacido. Esa semana los ingenieros de la mina estuvieron empecinados en detonar la veta madre. No había forma de pararlos. Hoy sospecho que sabían todo. Fue un desastre, después de la tercera carga gran parte del suelo cedió y la mina se fue al diablo. Hubo inundación y derrumbamiento.  A las dos horas me llegó el comentario. Todavía lo recuerdo: La explosión desenterró algo. Así que aquella noche corrí por la ladera del Copahue lo más rápido que pude. Sabía que llevármelo sería peligroso. Pero no me importó. Lo único que quería era llegar a casa. Y el pinar en la noche fue todo lo que necesité. La biología negra   Editorial Llorar solo 2023

Mensaje en la botella

Llegado el momento vas a sentir nuestra fuerza. Te hemos vencido en otras galaxias, la Tierra está destinada a ser otro planeta más de los miles recuperados. Ustedes ya no tienen cabida bajo este Sol. Ahora todo el mundo los puede ver.