Armonizar el día no es poca cosa. Hay un reto más allá de la propia jugada, dijo Jack mientras repartía las cartas en el juego de poker. Landop lo miró con el ala del sombrero ladeado, así como se había alzado ese día, con la mente torcida. Las cicatrices sobre la mejilla izquierda hablaban de sus luchas perdidas, sin embargo todos le temían dado que se comentaba que el único reto que el tipo no aceptaba era el que iba más allá del juego. Landop esperó sus naipes y miró a la tabaquera que no conocía. Sacó su Colt y lo apoyó en la mesa. Jack interpretó eso como una advertencia intolerable pero también como la oportunidad única: se levantó y le pidió que guardase su arma. Nunca antes le habían pedido las cosas de esa manera tan... cordial. Cuando intentó guardar el arma la tabaquera lo mató.
No vine a escribir grandes textos, ni grandiosas historias, ni siquiera pequeños relatos. Solo vine a despertar la noche para que revele las luces que iluminan las palabras. Después de todo, alcanza con la confianza en las alas y un poco de brisa madura. Alcanza con dejarse a la deriva y esperar a las musas, a los barcos de la mañana, a los trenes que llegan y se van, con todo lo nuestro se van. Vine a develar, vine a decir. A encontrar, a querer hacer. Alcanza con la confianza.
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