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El filo de la lanza

Cuando hacía calor me escapaba del colegio para ir al árbol, porque tenía linda sombra. Me quedaba a escuchar los pájaros. Me gustaban los pájaros. Entre sueños, vivía en el tronco, y los gorriones me venían a ver. Un día empecé a entender lo que se decían: los gorriones son gallardos, y a nadie le importa. Con ellos aprendí mucho, hasta que una tarde vi una ratonerita lastimada que se arrastraba, y sentí un pinchazo en el corazón, un pinchazo que se siente cuando un corazón es machacado entre dos piedras. No me atreví a ir más. Ahora no me acerco a los árboles.

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A cuatro manos - Ana Caliyuri y Cristian Cano

No vine a escribir grandes textos, ni grandiosas historias, ni siquiera pequeños relatos. Solo vine a despertar la noche para que revele las luces que iluminan las palabras. Después de todo, alcanza con la confianza en las alas y un poco de brisa madura. Alcanza con dejarse a la deriva y esperar a las musas, a los barcos de la mañana, a los trenes que llegan y se van, con todo lo nuestro se van. Vine a develar, vine a decir. A encontrar, a querer hacer. Alcanza con la confianza.

Grafito al diamante

Escribir es alejarse, es huir, tomar un avión hacia cualquier lado. Vos sabés de eso, te leo y quedo  en otro espacio. Tiene que ver con la tierra, con el aroma y el valor de tus huesos, ceniza de lápiz, una mina con la que te sale tremenda historia. Sabemos cómo es, papel en mano abordamos enojados y empujamos la valija que revienta de libros, estalla de libros. Ansia por dibujar destino, por volver a manchar cuadernos en la primaria. Te gusta pintar y salir de la raya. Así escribís, nos arrastrás bien lejos hacia donde la soledad no da alcance. *L. Velázquez  *C. Cano

Mensaje en la botella

Llegado el momento vas a sentir nuestra fuerza. Te hemos vencido en otras galaxias, la Tierra está destinada a ser otro planeta recuperado. Ustedes ya no tienen cabida bajo este Sol. Ahora todo el mundo los puede ver.