Dejar la mirada en la pared, e insistir para vencer así como repetiría un mantra el bucle consagrado. Olvidarse del cuerpo. Prestar atención, porque todo es interesante. No perder la capacidad de asombro preguntándose qué es esa tierra blanca colgando en el cielo. Y es como apretar un poco las riendas para que no se te escape lo esencial. Lo chiquito. Pienso en esto, porque es parte necesaria de la felicidad.
Escribir es alejarse, es huir, tomar un avión hacia cualquier lado. Vos sabés de eso, te leo y quedo en otro espacio. Tiene que ver con la tierra, con el aroma y el valor de tus huesos, ceniza de lápiz, una mina con la que te sale tremenda historia. Sabemos cómo es, papel en mano abordamos enojados y empujamos la valija que revienta de libros, estalla de libros. Ansia por dibujar destino, por volver a manchar cuadernos en la primaria. Te gusta pintar y salir de la raya. Así escribís, nos arrastrás bien lejos hacia donde la soledad no da alcance. *L. Velázquez *C. Cano
¡Muy bueno!
ResponderEliminarNo perder la capacidad de asombro...mirar al cielo. Intenso y poético. Felicitaciones, Cristian.
ResponderEliminarExcelente relato, me encantó!
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