Un monstruo explorador copión, dijo Valentín, y un maniquí verde que observó su reloj pulsera y enseño dientes nos arrebató con un lápiz. Con una de sus manos nos trazó irremediables: movimiento poroso de avasallante dimensionalidad. Una realidad lindante que no deja espacios vacíos. La cominola que rebalsa.
No vine a escribir grandes textos, ni grandiosas historias, ni siquiera pequeños relatos. Solo vine a despertar la noche para que revele las luces que iluminan las palabras. Después de todo, alcanza con la confianza en las alas y un poco de brisa madura. Alcanza con dejarse a la deriva y esperar a las musas, a los barcos de la mañana, a los trenes que llegan y se van, con todo lo nuestro se van. Vine a develar, vine a decir. A encontrar, a querer hacer. Alcanza con la confianza.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Gracias por dejarme tu comentario!
Te invito a subscribirte vía mail.
Nos leemos.